29 noviembre 2016

Historia de Navidad

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Me encanta cuando llegan estas fechas. Ese aire navideño que se empieza a intuir, ver cómo van colocando las luces en las calles, los puestos de castañas asadas, los fines de semana en casita al lado de la estufa mientras escuchas la lluvia de fondo... en definitiva, esa "magia" que sigue desprendiendo esta época del año.
Así que me voy a poner en modo abuelita y os voy a contar una historia, real al 100%. Para que veais lo que son las casualidades de la vida (si es que creeis en ellas).

Quizá sólo los que me seguís desde el principio sabeis que yo no crecí en el mundo de la fotografía ni me interesaba nada, hasta que algo cambió en mi vida en 2008. Un poco antes tuve un giro drástico de vida, cambié de modo de vida, dejé a toda la gente que conocía y quería, me fui a muchos muchos km de mi ciudad y empecé de cero otra vez. Gente nueva, amigos nuevos, trabajo nuevo, ciudad nueva... vamos, una vida nueva.
Parte de esos amigos estaban relacionados con la fotografía y poco a poco comencé a sumergirme en este mundo. Más adelante hice cursos, me saqué títulos, pero nunca pensé que llegaría a ser profesional, sobre todo por el inmenso desembolso económico que hay que hacer para conseguir un equipo de calidad profesional.

Por aquellos años salió el boom de "El Secreto", ese famoso libro que habla sobre la Ley de la Atracción y las Energías del Universo. Me lo leí como curiosidad y aunque sólo fuera para enfocar mis objetivos, hubo un ejercicio que recomendaban que sí intenté. En él decían de poner tus objetivos clavados en una corchera, para que pudieras verlos todos los días y dirigir tus esfuerzos hacia ellos. Daban el ejemplo de un hombre de Estados Unidos que había puesto en la corchera la casa de sus sueños, y varios años después había podido comprar no sólo una casa parecida, sino exactamente ESA misma casa.
"¡Paparruchas!" pensé yo... "qué milongas cuenta la gente". Pero bueno, como ejercicio de motivación, me pareció bueno. Así que compré una corcherita (mis deseos no ocupaban mucho) y puse dos o tres cositas, una de ellas una foto que me había sacado con una cámara profesional que había alquilado para una boda, era una cámara que me encantaba y que estaba totalmente fuera -muy fuera- de mi alcance. En esa foto salía yo con la cámara (me saqué la foto para tener un recuerdo de mí con una cámara profesional jajaj que pava...).
El tiempo pasó y no había grandes cambios, así que al final quité la corcherita y puse un marquito mono en su lugar.
Un buen día, recibí un email de la empresa que por aquellos años me había alquilado esa cámara cuando me salían bodas. Me contaban que iban a cerrar la empresa y que vendían el material que les quedaba, que si me interesaba la cámara.
¿¿¿¿QUEEEEEEEE????
"Ya me gustaría" les dije. Pero esas cámaras valen miles de euros y yo no tenía ese dinero. Y aunque fuese de segunda mano, seguiría siendo mucho dinero y no podía pagarla. Sin embargo ellos necesitaban venderla, necesitaban venderlo todo y rápido. Y me hizo un precio que jamás, JAMÁS, he vuelto a ver en una cámara similar. Y era un precio que para mi economía seguía siendo muy alto, pero que podría pagar esforzándome mucho.
Así que no sólo pude hacerme con una cámara profesional, no sólo con el mismo modelo de cámara con el que yo soñaba, sino que pude hacerme con exactamente ESA misma cámara que había puesto en la foto de la corcherita.

Parece que las casualidades existen, después de todo.



Si os ha gustado esta historia no os vayáis muy lejos, hay una segunda parte que llegará al Blog en breve!